jueves, 12 de diciembre de 2013

Pablo Bellocchio, obra teatral con suspenso y en entregas

Grupos humanos en perspectiva

Escribe:
Alvarez Castillo

Una historia desde dos perspectivas parciales que se complementan, hasta fundirse en el final, es en parte la propuesta de Pablo Bellocchio en su obra "Los Lascias. Esto es tan solo la mitad… De todo aquello que me contaste”. Por un momento nos trae a la memoria ciertas experiencias literarias, entre las que se destaca “El cuarteto de Alejandría”, esa tetralogía editada entre 1957 y 1960, donde Lawrence Durrell, desde cuatro perspectivas distintas, nos narra los mismos sucesos ocurridos en esa ciudad de Egipto, antes y durante la II Guerra Mundial.


En la obra de Durrell, en cada caso existe una voz privilegiada que nos narra y otorga la perspectiva. En esta experiencia teatral –que abarca casi dos horas y goza de un descanso– las perspectivas las dan dos grupos de hermanos o hermanos segundos, que nos cuentan y se cuentan la historia. En ese relato surgirán, en especial en la segunda parte, verdades que permanecían ocultas. 


Algo que nos parece digno de señalar es que, más allá de la extensión de la pieza, el texto y la actuación conspiran para que permanezca el suspenso y la atención. Al espectador le dan ganas de que siga la cosa, de saber qué es lo que está detrás de este relato que se dispara en una noche fúnebre. A la par de esto, hay un buen uso del espacio que ofrece Polonia, y los efectos de los que se vale el director para la puesta. Sólo nos afecta lo que se está haciendo común en nuestro teatro off, la elevación del tono, el grito. Si bien, el frenesí de las relaciones parece solicitar ese recurso, esa violencia, lo percibimos abusivo.


Pablo Bellocchio, así como en Abulía, por ejemplo, toma el reto de tener a cargo la dirección de su propia obra y, consideramos, lo hace con éxito.



Ficha técnico artística

Obra: Los Lascia
Dramaturgia:
Pablo Bellocchio






Espacio Tetral Polonia. Fitz Roy 1477. CABA



miércoles, 11 de diciembre de 2013

El primero, ante el vacío de la existencia

Puesta de
Roberto Saunier sobre
el clásico 
de
Israel Horovitz 



Escribe:
Alvarez Castillo

“El objeto más deseado es el objeto deseado por otro. Un grupo de personas se encuentran haciendo una cola. Ninguno sabe para qué es, pero lo que importa es ser el primero. Cualquier estrategia o alianza parece válida.”

La obra exhibe el vacío de nuestra forma de vida y nuestras relaciones desde ese motivo tonto de ser el primero en una cola, símbolo de insatisfacciones y fracasos.
Un primero de nada, para nada, sólo a gusto con una vanidad que no resiste siquiera la tensión del instante. Cada personaje permanece en su encierro, no hay vínculos, hay soledad aún en los golpes, en el sexo, en el grito, en el discurso. Hasta la referencia a Mozart no atrae solidaridad ni comunión. La puesta de Saunier recrea los no vínculos que, de imponerse, libran al ser humano a la intemperie.
Distintas metáforas recorren y sirven para armar ese ámbito simbólico, escenario donde las carencias afloran una tras otra. Ser el primero ¿es el éxito, la salida, lo que nos hace diferentes ante los otros? ¿El primero es el distinto? Hay tantos interrogantes diseminados como respuestas posibles, según el personaje. En esto agregamos que en los cinco actores que representan “El primero” hay una correcta caracterización de los papeles, mérito sin duda de sus actuaciones y de la dirección de Roberto Saunier. La música, los efectos musicales, aparecen en sintonía con esto.


La dinámica de la puesta no deja respiro. Se valora la dirección de Saunier, a similitud de otras obras que dirigió y han sido comentadas en este blog. Y no es un tema menor el uso del espacio. Rodeando a los actores, los espectadores, desde todos los márgenes, observan como las líneas que marcan el comienzo de la fila varían una y otra vez, hasta que cada uno parece lograr esa trascendencia que parece va a concederle el lugar de privilegio tan anhelado. Pero eso también es un espejismo, porque el ser humano queda reducido a un primero de nada, sólo vanagloria, distancia hacia los otros. En esta concepción la mirada del otro no enriquece, porque no comunica, no recrea vínculos. Sólo es capaz de trasmitir el encierro de cada uno en sí mismo. Ahoga. 

El vínculo que expresa cada personaje es la agresión hacia el otro.

Lo cómico que puede percibirse, entre ellos, en algunos cruces, rápidamente, da lugar a la exasperación, al drama de cada existencia vacía.



Israel Horovitz, con más de 70 obras producidas y una importante carrera no sólo como dramaturgo, sino también como director y guionista, divide su tiempo entre USA y Francia. En este país tiene el mérito de ser el autor estadounidense con más obras puestas. Donde es tan reconocido como en su país natal, siendo para el mundo teatral francés un autor que ha alcanzado la popularidad. Va una muestra: http://www.youtube.com/watch?v=5sNvAQ8KbV4  Y Vale para la obra que comentamos ver este link, justamente, de El primero (Le premier), que es una excelente muestra plástica del sentido de la obra: http://www.youtube.com/watch?v=MSTOEASKlgU
Line, lleva 39 temporadas consecutivas en Brodway.


Ficha técnica:

Autor: Israel Horovitz
Traducción: Analía V. Mayta

Actúan:

Matias Barki (1)
Marianito Espinosa
Mariana Rivas
Esteban Barbera
Juan Emilio Veliz (1)

Diseño Coreográfico: Marianela Re 
Asistente de Coreografía: Julián Aguirre 
Diseño de Luces: Joel Saunier Rébori
Foto y Diseño: Carlos Lombardi
 

Asistencia de Dirección: Carlos Lombardi

Dirección: Roberto V. Saunier

(1) http://arteenbaires.blogspot.com.ar/2013/08/mejor-no-me-lo-digas.html

BRILLA CORDELIA
Juan D. Peron 1926 
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 3979-4823

Web: 
http://www.brillacordelia.blogspot.com
Entrada: $ 60,00 - Sábado - 23:00 hs.