sábado, 16 de marzo de 2019

La boya, nueva película de Fernando Spiner

La actualidad del cine independiente 

Escribe: 
Fernando González Oubiña



Es grato pensar que aún existe el cine independiente y más grato todavía participar de la querida ceremonia cinematográfica en la espléndida sala del Malba, con imagen y sonido en un nivel de excelencia. Allí se continúa celebrando este ritual de amigos, que retrata la amistad, y en el Bosque de Villa Gesell, en múltiples salas y seguramente también en muchos festivales. Hay que agradecer a Fernando Spiner por esta película, por sumar este entrañable paisaje íntimo a la historia de nuestra cinematografía, en lo personal agradezco su gentil invitación y volver a vernos luego de veintiocho años, los que me separan de mi primera experiencia en televisión bajo su dirección.


El espectador de La boya se someterá a la belleza visual, a la poesía y a la traducción de este lenguaje que proviene de los orígenes de la humanidad a un soporte de imágenes en movimiento, este prolijo trasvasamiento no es aleatorio porque esta película es en sí misma poesía, además de una historia real apenas ficcionada, con datos de una problemática muy puntual que atañe a los que deciden vivir lejos del lugar que les pertenece, el desarraigo y la culpa por la seducción de la metrópolis, el que retorna y reencuentra una y otra vez historias de los que jamás se fueron. También de aquellos que hicieron el camino inverso y su ermita es la proximidad del bosque desde donde se accede a la costa. No es un país lejano donde se reencuentran estas almas, es Villa Gesell, pero la visión de Fernando Spiner nos incluye, percibimos la dualidad de sus sentimientos, contagia su necesidad de retorno, no se puede ser indiferente a La boya, porque se cumple el premeditado hechizo en toda su extensión, la película nos hace parte de su trama.

Todas las dificultades narrativas que puede plantear un documental están largamente sorteadas por el afecto. La estructura ficcional es casi imperceptible por el abordaje del tema planteado: La historia de dos amigos de toda la vida, Aníbal el poeta y Fernando, el cineasta, desplegando un juego de vínculos e historias que desde lo más personal se abren a lo universal. Spiner plantea el mar como un organismo y un destino, lo humaniza y lo filma de un modo impactante, especial mención en este punto para la pericia y maestría del camarógrafo acuático, logrando planos épicos y demostrando una total comunión con la estética de Spiner. Impecable trabajo la música original de Natalia Spiner, indivisible de la trama, realzadora de las imágenes, puro sentimiento. Los particulares testimonios compendiados bajo un barniz casi periodístico de Ricardo Roux, Guillermo Saccomanno, Juan Forn y Pablo Mainetti encuentran un cálido interlocutor en el poeta protagónico. Se suman acertadamente las voces de Daniel Fanego, Analía Couceyro y  Sergio Lerer, completando con excelentes recursos actorales este documental.



El conmovedor homenaje a un amigo, el ritual de nadar hasta ese punto demarcado en brazadas, la inclusión y el descubrimiento de la poesía de su propio padre, Lito Spiner, dueño de una farmacia emblemática de la villa, quien deja un mandato a Aníbal Zaldívar: liberar una boya antigua de su destino de objeto curioso para devolverla a su hábitat, el mar. Luego las entrevistas a célebres e ignotos personajes en la atmósfera marítima, la intimidad del taller literario de Zaldívar, la historia personal de Spiner donde una carta retornada a su remitente es un inusitado nudo de emoción, vemos a Fernando abrazado a ese significante recuerdo que flota y luego desaparece, todo eso conforma La boya y es una película que enriquece a quien la ve, sin duda. Es menester dejarse llevar por su encanto, estamos invitados a esa intimidad, somos exonerados los espectadores del oprobio de fisgonear, allí está Spiner en carne viva y ofreciendo un producto que sabe que no es comercial, que no quiere serlo y sin la difusión de los tanques venidos del norte. No hay artificio, hay corazón.

Dentro del esquema formal del documental o biopic, hay aportes de marcada individualidad, el director utiliza recursos narrativos de la ficción que es un lenguaje que maneja con precisión, sin lesionar lo vivo y repentista del género que abraza; se aprecia un marcado ejercicio de virtuosismo en los encuadres, especialmente las tomas desde un determinado punto de la escollera que dan idea de paso del tiempo mediante un fundido encadenado preciso, la playa desierta del invierno se torna en bullicio veraniego. Hay también una prolijidad cardinal en el registro de las cuatro estaciones del balneario con sus humores y su particular impronta. De igual modo la secuencia introductoria es una acción continua donde se acelera la velocidad de reproducción, otro recurso humilde que bien usado comprueba su eficacia, en pocos minutos recorremos paisajes que desde la urbe se convierten en playa, alcanzando ese límite definitivo que es la recta costa geselina, pero esta película irá aún más allá, las escenas captadas por medio de drone exhiben la cualidad torpe del humano en el agua, ¿Qué pensarán los peces de las personas que nadan? Me pregunté en ese punto de la proyección… Esas tomas aéreas dinamizan el relato visual en momentos claves de la trama documental. También destaco la épica secuencia del ritual de nado en medio de una tormenta eléctrica, que despertó comentarios y cuchicheos en la platea, y la incomodidad manifestada en los cuerpos de los espectadores. Los planos subjetivos son de un particular interés ya que Spiner elige la poesía nuevamente, observa dentro del mar y metaforiza sus pensamientos, logra convertirlos en material visual.



El guión literario y el guión técnico no se perciben en esta pieza, no hay manera de discernir esos datos formales, al final de la proyección, en descontracturada charla con los asistentes, Spiner despeja mis dudas con un sinceramiento sorprendente: el armado de este guion se dio casi en su totalidad en post producción. Cualquier cineasta esquivaría esta clase de sinceridad, los realizadores menos esclarecidos suelen ser pudorosos con sus métodos; una vez más y fuera de cuadro Fernando exhibe su gallardo plumaje de teórico de las imágenes desde el llano de la verdad. La boya es su virtuoso ejercicio de veracidad, dando lugar a un montaje conceptual que ocurre en la mente del espectador. Recomiendo gratamente ver y dejarse llevar desde lo privado a lo universal por esta singularmente hermosa película.



Tráiler oficial: La boya:






SINOPSIS

Fernando viaja al pueblo frente al mar donde pasó su adolescencia para cumplir un ritual que comparte con Aníbal, periodista y poeta: nadar hasta una boya. Pero este año Fernando tiene un plan adicional: hacer un documental sobre Aníbal y su relación con la poesía y el mar.
Al indagar en la vida de su amigo, Fernando investiga su propio pasado; ya que Aníbal tuvo una fuerte amistad con su padre, Lito.
Antes de morir, Lito le encargó a Aníbal que soltara en el mar una antigua boya.
A través de las cuatro estaciones, la boya une a los amigos, pero a la vez representa para Fernando un enigma familiar. 

 FICHA TÉCNICA:

- Título original – LA BOYA
- Título internacional (en inglés) – THE BUOY
- Director – FERNANDO SPINER
- Guion – FERNANDO SPINER, ANIBAL ZALDIVAR Y PABLO DE SANTIS
- Fotografía/Imagen – CLAUDIO BEIZA
- Edición/Montaje – ALEJANDRO PARYSOW
- Dirección de Arte – JUAN MARIO ROUST
- Diseño de sonido – SEBASTIAN GONZALEZ
- Música – NATALIA SPINER
- Productor/es – MAGDALENA SCHAVELZON – FERNANDO SPINER
- Compañía/s Productora/s MAGDALENA SCHAVELZON – BOYA FILMS S.A.
- País/es - ARGENTINA
- Duración en minutos 90
- Idioma/s hablado/s – ESPAÑOL - IDISH


Reparto - Entrevistados

ANIBAL ZALDIVAR
RICARDO ROUX
PABLO MAINETTI
JUAN FORN
GUILLERMO SACOMMANNO

PALABRAS DEL DIRECTOR

Pocas veces en mi vida he tenido entre mis manos una verdad tan potente como me ha sucedido con "La Boya".
Esta es mi propia historia. La de mis antepasados y su épico escape de Ucrania, la inmortal presencia de mi padre que se transformó en poeta siendo un hombre mayor, y la de mi gran amigo que se quedó en el pueblo de nuestra adolescencia sobre el mar.
Todo esto me ha atravesado con una potencia conmovedora que me ha empujado a ahondar en este universo tan especial.
Haber tenido el privilegio de hacer esta película fue para mí un acto sanador.


SOBRE EL DIRECTOR

Fernando Spiner es egresado del Centro Sperimentale Di Cinematografía de Cinecitta, Roma, Italia, donde fue alumno de Gianni Amelio, Furio Scarpelli, Carlo Di Palma, Giuseppe De Santis y Roberto Perpignani.
Dirigió los cortometrajes "Testigos en Cadena", "Esercizio per macchina da presa su carrello continuo", "Istruzioni per John Howell", "Balada para un Kaiser Carabela" (Con Luis Alberto Spinetta), y "Regimiento 7 regresa a casa" por los que obtuvo numerosos premios.
Formó parte de la vanguardia del video de fines de los años ‘80 con su larga duración "Ciudad de Pobres Corazones" con Fito Paez.
Para la televisión dirigió “Zona de Riesgo”, "Poliladron" y “Bajamar, la costa del silencio” entre otros, por los que fue Premio Konex como mejor director de la década del 90.
Su primer largometraje “La Sonámbula” de 1998, escrito junto a Ricardo Piglia y Fabian Bielinsky, tuvo su premier mundial en el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF), fue parte de la selección oficial del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, y ganó premios en La Habana, Toulouse, y Nantes entre otros Festivales.
Su último film, “Aballay, el hombre sin miedo”, Western Gauchesco basado en el cuento "Aballay" de Antonio Di Benedetto, obtuvo 11 premios Internacionales, 3 Premios Cóndor de la Asociación de Cronistas Cinematográficos, 8 "Premios Sur" de la Academia de Cine Argentino, y fue seleccionada por Argentina para los premios Oscar como mejor film extranjero.
Fue profesor en la carrera de Comunicación Social de la UBA y en la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica.
En 2013 y 2014 fue Director Artístico del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.
En 2015 recibe por su trayectoria el "Premio Italia Nel Mondo” otorgado por el Gobierno Italiano.
Dirigió junto a Ana Piterbarg la serie “Los 7 Locos y Los Lanzallamas” sobre las novelas de Roberto Arlt, adaptadas por Ricardo Piglia.
Actualmente está rodando su nueva película "El Ultimo Inmortal" con guion de Pablo de Santis.