martes, 31 de octubre de 2017

Ser de nadie, una obra de Mariana Coronado

Ser, o no ser
La tarea es ardua


Escribe:
Fernando González Oubiña



Las buenas intenciones a veces no alcanzan para construir una obra de arte, el espacio del escenario da la posibilidad de comunicar y también construir significancias, incluso es plataforma para formas de expresión novedosas y experimentaciones de todo tipo. Hay riesgos, quien se trepa a esas tablas sagradas lo sabe, se expone. El artista perfila un lenguaje, intenta expresarse, plantea un sistema de signos lográndolo o no: siempre es valorable y máxime en el caso del teatro independiente.

En Ser de nadie la autora, Mariana Coronado, que además dirige la pieza, plantea un universo monástico sin particularizar, se trata de un monasterio en general, donde no se reconocen rituales puntuales –todas las religiones implican ritualizaciones específicas, del color que sean,  y se materializan sus prácticas en acciones concretas– partiendo de allí, de soslayar toda verdad ritual, se inicia un recorrido que no queda claro en intenciones y denuncias.

Estamos frente a la pedofilia como gran tema que es mostrado hasta con belleza y cuidado estético, evitando la crudeza del tema elegido. Porque ese es el planteo de la propia dramaturgia, y si se toca un tema lo mejor es bancárselo y profundizarlo, no basta con enunciarlo de manera filosófica o estilizarlo ya que luego esto se traduce a un sinnúmero de otras acciones tibias en escena: el amor prohibido entre dos monjes o la aparición fantasmal de uno de ellos luego de muerto, donde no se profundiza ni se particulariza en esas potentes sensaciones, van de la religiosidad insinuada a la aberración tratada blandamente. Cumplo en señalar que el nudo argumental elegido es escabroso y nadie pretende actuaciones que lleven la representación de esta pieza hacia la pornografía explícita, pero en mi humilde opinión la puesta no alcanza sígnica ni actancialmente los objetivos que la temática presente en el texto plantea.


El escenario árido con una gran cruz como obstáculo tampoco colabora a generar la sensación de múltiples espacios, esto es: salón del monasterio, capilla, establo o despacho del Abad, todo es transitado del mismo modo; y aunque se enuncia un frío polar, nieve y hasta una muerte por hipotermia, esto no se traduce en los cuerpos de los actores. Los nombres de los personajes nos remiten a un ámbito nórdico, se habla de una cruda nevada pero no se siente, eso es algo que también hay que actuar… Si se viene de un exterior gélido hay que traducir al cuerpo esa sensación, si se hablara de una copiosa lluvia el actor debiera entrar algo salpicado de agua, en este caso ni aquella enunciación salvadora nos habla de fuego alguno…


Hay otro aspecto que colabora aún menos en la creación de climas, es la música ejecutada en escena, que está siempre presente, sin espacios de silencio, todo transcurre sobre un molesto “ambient”, digamos new age,  que incluso llega a tapar las voces de algunos actores y no deja en ocasiones escuchar el texto. Esta música parte de un teclado a foro, izquierda del público, cuyas luces electrónicas protagonizan los apagones, teclas pulsadas por alguien que todos juegan a no ver, un sexto monje que endulza y envuelve en acordes incluso las sugeridas escenas de abuso.

El esbozo por parte de la dramaturgia y la dirección desfavorece a los actores y todos lo padecen. Todo conflicto existe al haber un oponente, y la oposición llegará sólo al final, siendo la mayor parte de la obra un juego de justificaciones filosóficas expresado dialécticamente. Las acciones planteadas no alcanzan nunca la crudeza o el encanto que debieran. Por último destaco que el manejo de violencia en escena debe ser coreografiado minuciosamente, sino suceden situaciones de forcejeo desprolijas y no creíbles entre los actores y hasta una muerte que ocurre porque está en el texto, para darle cierre a la obra y que el malo page su culpa, pero no queda claro mediante cual elemento ni con qué fuerza se ejecuta esta acción final.







SINOPSIS DE PRENSA:

Aislados de un mundo que consideran aberrante, rodeados de una nieve impenetrable, esquivos de su propio pasado inconfesable... Entre rezos, cánticos, confesiones y penitencias, un grupo de monjes y su Abad viven entregados a Dios. Pero algunos sólo lo aparentan.




FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA:



Duración: 75 minutos
Clasificaciones: Teatro, Adultos
TEATRO LA MUECA
José Antonio Cabrera 4255 (mapa)
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4867-2155
Web: https://www.facebook.com/teatrolamueca/
Entrada: $ 200,00 - Sábado - 22:45 hs - Hasta el 25/11/2017 


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