viernes, 30 de septiembre de 2016

Tentempié I y el buen teatro de Halac

Escribe: 
Alvarez Castillo



El teatro de Ricardo Halac es un teatro político genuino. Nos habla de nuestra sociedad con una naturalidad que trasciende la teatralidad que presenciamos. Este autor, agudo observador, ha desgranado lo que nos sucede aunando reflexión y sensibilidad, y de esa sustancia de pensamiento y creación están hechos sus personajes. No son impostados, puestos ahí como maquetas. Sus personajes nos hablan de nuestra historia desde sus historias mínimas, y su intimidad pasa a ser parte de la nuestra. En Halac hay dejos de ternura, se siente su afecto a los seres a los que dio vida. Brecht y Miller coinciden en su mirada, con los rasgos propios de nuestra ser en la ciudad, desde el grotesco a un renovado realismo.


En este blog ya hemos escrito sobre: Luna gitana 
(http://arteenbaires.blogspot.com.ar/2013/08/luna-gitana-de-ricardo-halac.html) Y en esa obra de madurez también apreciamos la misma constante. Halac es un maestro que retrata nuestra sociedad con sus idas y vueltas políticas, merced una visión que jamás cae en lo propagandístico o en la diatriba. Sus personajes son, se conocen, conviven, inmersos en un clima social al que penetramos como espectadores de modo espontáneo. No hay artificiosidad. Un escorzo de la época sirve como ojo desde el que se adivina el resto del panorama.

Con Tentempié I –en juicio del autor– ocurre o se prepara un cambio temprano en su dramaturgia. Halac ha expresado: Tentempié I y Tentempié II (1968) marcan el punto de inflexión. Las historias ya no son típicas, de pronto un ser inusual en una situación límite refleja mejor la vida que uno cotidiano.” También ha reconocido que es una de las obras que más quiere, donde los personajes están dejando atrás el mundo de la adolescencia, necesitan amor y atraviesan ese pasaje hacia una incierta madurez, que para nosotros tiene mucho de domesticación. Mona, la chica que no podía volar –subtítulo de la obra– sintetiza esto. Recordamos que la obra fue estrenada en el desaparecido Teatro del Altillo, en 1968, y que la primera Mona fue la sensual y buena actriz: Betiana Blum


Josefina Fay está exquisita en su protagónico, bien secundada por Mariano Madrazo y el resto del elenco. La actriz logra una Mona ingenua en su no contaminación con un mundo calculador, que al tiempo que va cercando su idilio existencial nos interroga en nuestras certezas. ¿Hemos tomado el camino correcto cuando aceptamos la domesticación o no debimos acomodar nuestros sueños e instintos a lo que este mundo pedía de nosotros?



La sorpresa está en el final, cuando el espectador cree que Tentempié I ha concluido. En ese momento, en voz y presencia de Nicolás Strok, se da un monólogo final, casi como si fuese una moraleja. Es lo único que sentimos que sobra. En algún aspecto da una respuesta a la obra que entendíamos teníamos derecho a gestarla nosotros mismos, sin necesidad de un apuntador. Esto es un agregado realizado por Ricardo Halac para esta puesta. No está, por ejemplo, en ediciones del texto.


La dirección de Silvina De Stéfano recrea la obra con un ritmo que la actualiza y muestra contemporánea. Tiene el reto de exponer la problemática de la mujer en los años sesenta –junto a aires juveniles y de revolución– que hoy es pasado. En nuestro presente esto ha variado y no admite vueltas. Ése y otros retos son superados con suficiencia.

La música y con ella la actuación de Germán Polonsky también son meritorias. La ambientación mínima alcanza a los fines de la puesta, y se destaca la iluminación, que crea intimidad cuando la acción lo solicita, a la vez que acompaña sabiamente los cambios que van dándose en el transcurso de la obra.

Buen teatro argentino de uno de nuestros esenciales dramaturgos para ver en NoAvestruz.



Sinopsis de Prensa:

En los 60' Buenos Aires era una ciudad bulliciosa con una gran vida nocturna. Los restoranes y cafés del centro estaban siempre llenos, así como los teatros y los lugares nocturnos donde se oía jazz y tango. Había hippies y se leía "El segundo sexo" de Simone de Beauvoir, sobre la liberación femenina.
Los café eran cajas de resonancias de los problemas y los sueños de los intelectuales y los artistas. En el bar "La Paz", por ejemplo, paraba un joven vestido como Ernesto "Che" Guevara. Se le parecía extraordinariamente. Ahí cerca vivía sola una muchacha singular, de las que pocos sabían su nombre. Se la conocía como Mona.

Esa algarabía de gran ciudad se veía suspendida cuando triunfaba un golpe militar. Porque la democracia era frágil. Los uniformados "disciplinaban" a la gente de la noche. Pedían documentos en los bares y circulaban vehículos con uniformados. Uno de esos golpes intervino la Universidad, de enorme prestigio en el mundo, y golpeó a científicos que pronto se fueron del país. Otro tipo de noche cubrió la ciudad.
Tentempie I cuenta la historia de Mona, y de tres de sus diferentes amores. Uno de ellos la quiere alejar de la ciudad y ella siente que el piso se mueve bajo sus pies. Lo que sigue es su lucha por no perder la identidad que forjó en ese medio y lo que le pasó después. Ricardo Halac








Ficha técnico artística:



NOAVESTRUZ ESPACIO DE CULTURA
Humboldt 1857 
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4777-6956

Web: 
http://www.noavestruz.com.ar
Entrada: $ 150,00 / $ 120,00 - Jueves - 20:00 hs 


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