Alvarez Castillo
El teatro de Ricardo
Halac es un teatro político genuino. Nos habla de nuestra sociedad con una
naturalidad que trasciende la teatralidad que presenciamos. Este autor, agudo
observador, ha desgranado lo que nos sucede aunando reflexión y sensibilidad, y
de esa sustancia de pensamiento y creación están hechos sus personajes. No son impostados,
puestos ahí como maquetas. Sus personajes nos hablan de nuestra historia desde
sus historias mínimas, y su intimidad pasa a ser parte de la nuestra. En Halac hay dejos de ternura, se siente
su afecto a los seres a los que dio vida. Brecht
y Miller coinciden en su mirada,
con los rasgos propios de nuestra ser en la ciudad, desde el grotesco a un
renovado realismo.
En este blog ya hemos escrito sobre: Luna gitana
(http://arteenbaires.blogspot.com.ar/2013/08/luna-gitana-de-ricardo-halac.html) Y en esa obra de madurez también
apreciamos la misma constante. Halac
es un maestro que retrata nuestra sociedad con sus idas y vueltas políticas,
merced una visión que jamás cae en lo propagandístico o en la diatriba. Sus
personajes son, se conocen, conviven, inmersos en un clima social al que
penetramos como espectadores de modo espontáneo. No hay artificiosidad. Un escorzo
de la época sirve como ojo desde el que se adivina el resto del panorama.
Con Tentempié
I –en juicio del autor– ocurre o se prepara un cambio temprano en su
dramaturgia. Halac ha expresado: “Tentempié
I y Tentempié II (1968) marcan
el punto de inflexión. Las historias ya no son típicas, de pronto un ser
inusual en una situación límite refleja mejor la vida que uno cotidiano.”
También ha reconocido que es una de las obras que más quiere, donde los
personajes están dejando atrás el mundo de la adolescencia, necesitan amor y atraviesan
ese pasaje hacia una incierta madurez, que para nosotros tiene mucho de
domesticación. Mona, la chica que no podía volar –subtítulo
de la obra– sintetiza esto. Recordamos que la obra fue estrenada en el
desaparecido Teatro del Altillo, en
1968, y que la primera Mona fue la
sensual y buena actriz: Betiana Blum.
Josefina
Fay
está exquisita en su protagónico, bien secundada por Mariano Madrazo y el resto del elenco. La actriz
logra una Mona ingenua en su no
contaminación con un mundo calculador, que al tiempo que va cercando su idilio
existencial nos interroga en nuestras certezas. ¿Hemos tomado el camino
correcto cuando aceptamos la domesticación o no debimos acomodar nuestros
sueños e instintos a lo que este mundo pedía de nosotros?
La sorpresa está en el final, cuando el espectador
cree que Tentempié I ha concluido. En
ese momento, en voz y presencia de Nicolás
Strok, se da un monólogo final, casi como si fuese una moraleja. Es lo
único que sentimos que sobra. En algún aspecto da una respuesta a la obra que
entendíamos teníamos derecho a gestarla nosotros mismos, sin necesidad de un
apuntador. Esto es un agregado realizado por Ricardo Halac para esta puesta. No está, por ejemplo, en ediciones
del texto.
La
dirección de Silvina De Stéfano recrea
la obra con un ritmo que la actualiza y muestra contemporánea. Tiene el reto de
exponer la problemática de la mujer en los años sesenta –junto a aires
juveniles y de revolución– que hoy es pasado. En nuestro presente esto ha
variado y no admite vueltas. Ése y otros retos son superados con suficiencia.
La música y con ella la actuación de Germán Polonsky también son meritorias. La
ambientación mínima alcanza a los fines de la puesta, y se destaca la
iluminación, que crea intimidad cuando la acción lo solicita, a la vez que
acompaña sabiamente los cambios que van dándose en el transcurso de la obra.
Buen teatro argentino de uno de nuestros
esenciales dramaturgos para ver en NoAvestruz.
Sinopsis de Prensa:
En los 60' Buenos Aires era una ciudad
bulliciosa con una gran vida nocturna. Los restoranes y cafés del centro
estaban siempre llenos, así como los teatros y los lugares nocturnos donde se
oía jazz y tango. Había hippies y se leía "El segundo sexo" de Simone
de Beauvoir, sobre la liberación femenina.
Los café eran cajas de resonancias de
los problemas y los sueños de los intelectuales y los artistas. En el bar
"La Paz", por ejemplo, paraba un joven vestido como Ernesto
"Che" Guevara. Se le parecía extraordinariamente. Ahí cerca vivía
sola una muchacha singular, de las que pocos sabían su nombre. Se la conocía
como Mona.
Esa algarabía de gran ciudad se veía
suspendida cuando triunfaba un golpe militar. Porque la democracia era frágil.
Los uniformados "disciplinaban" a la gente de la noche. Pedían
documentos en los bares y circulaban vehículos con uniformados. Uno de esos
golpes intervino la Universidad, de enorme prestigio en el mundo, y golpeó a
científicos que pronto se fueron del país. Otro tipo de noche cubrió la ciudad.
Tentempie I cuenta la historia de Mona, y de tres
de sus diferentes amores. Uno de ellos la quiere alejar de la ciudad y ella
siente que el piso se mueve bajo sus pies. Lo que sigue es su lucha por no
perder la identidad que forjó en ese medio y lo que le pasó después. Ricardo Halac
Ficha técnico artística:
NOAVESTRUZ ESPACIO DE CULTURA
Humboldt 1857
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4777-6956
Web: http://www.noavestruz.com.ar
Entrada: $ 150,00 / $ 120,00 - Jueves - 20:00 hs
Humboldt 1857
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4777-6956
Web: http://www.noavestruz.com.ar
Entrada: $ 150,00 / $ 120,00 - Jueves - 20:00 hs
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