Escribe:
FERNANDO GONZÁLEZ OUBIÑA
La farsa no es un
género en sí mismo, es funcional a deformar o satirizar cualquier género
dramático, también incluye una forma válida de crítica de cualquier aspecto de
las actividades humanas a través del humor, así de versátil es esta
manifestación artística, que muchas veces es vehículo de denuncia y protesta de
realidades sociales.
En este caso una
serie de secuencias de índole cotidiana, recreadas desde la pantomima y la
estética circense dan lugar al recurso de la música incidental, generada por
músicos en escena, como las voces de estos personajes caricaturescos que
utilizan graciosas y muy bien logradas máscaras de látex. Novedoso recurso como
decisión estética que genera cohesión, y usado inteligentemente, como en este
caso, aporta una deseable unidad donde podría haber notorios desniveles. La
información de prensa hace alusión a la selección de artistas callejeros
realizada por el creador de este espectáculo, el consagrado actor Pablo Alarcón,
quien toma notorios riesgos y logra una interesante mezcla en cuanto a la
fusión de música y actuación allanando diferencias y nivelando para arriba.
Si bien no hay una
correlación temática y el espectáculo muestra diversas historias que tienen su resolución
y cierre, hay desde lo cotidiano y costumbrista un hilo conductor que remite al
circo, al carnaval y al barrio. Los actores-músicos se integran con fluidez al
juego actoral entrando y saliendo de su función orquestal, para asumir
distintos roles en el desarrollo de la trama, que exhibe breves y simpáticas
historias.
La dirección
ejercida por el propio Alarcón y Daniel Deé plantea interesantes momentos y un
dinámico uso del espacio, delimitando con pocos elementos múltiples espacios,
se apela permanentemente al corte brechtiano, donde estos personajes mudos
interactúan gestualmente con el auditorio, incluyéndolo; además se exhiben
destrezas circenses y se logran momentos de conmovedora belleza visual. Se
observa una resignificación del elemento máscara en función del contenido
actancial, destaco especialmente el uso de dos máscaras para comunicar estados emocionales
distintos en un mismo personaje, recurso humilde en cuanto al planteo pero
inteligente y eficaz como efecto. Los directores logran amalgamar diversas situaciones
y logran una unidad de estilística, aportando conceptualmente el planteo
escénico de los circos de pueblo, donde una progresión de situaciones y
manifestaciones artísticas diversas conforman una unidad, determinada por
puntuales decisiones estéticas: comprendidas en el vestuario, los elementos
escénicos, la alternancia de situaciones cómicas y la destreza física. En este
conjunto de situaciones la dirección deja ver además una voluntad de grotesco,
género central de la dramaturgia argentina, donde las situaciones oscilan de la
comicidad al drama en breve tiempo, este rescate es un elemento que aporta
cualidad de género a esta farsa.
Las ejecuciones
musicales y el acompañamiento de las situaciones mediante efectos sonoros son
en todos los casos muy eficaces y se hace interesante que los músicos abandonen
su posición de orquesta para interactuar en las situaciones actorales, en ambos
casos: como músicos y como actores todos tienen momentos de lucimiento. La
transformación física es un gran desafío para el ojo entrenado, ya que al
cambiar de máscara es el esquema corporal del actor el que revela identidad,
excelente trabajo físico de todos los integrantes. Siempre destacamos
individualmente, con nombre y apellido, los logros de cada uno, en este caso no
es posible hacerlo ya que como dije al cambiar de máscara los actores juegan
diversos roles, pero esto lejos de ser un defecto es un gran logro del equipo y
de la visión de los directores, no es que nadie se destaque, es que todos están
al máximo de sus posibilidades expresivas y lo hacen muy bien. Esto me ha
llevado a pensar en el criterio de selección de los artistas…
Hay una anécdota muy
interesante de Constantin Stanislavsky, contenida en su volumen autobiográfico Mi vida en el arte. Este gran maestro ruso
que revolucionó la forma de representación imperante, que desarrolló técnicas que acercaron al escenario construcciones
emocionales verosímiles, como director se encontró ante la dificultad de las
distintas posibilidades de su elenco, en cuanto a preparación artística y
habilidades de comunicar la emoción. Entonces imaginó un recurso: para lograr
que el actor desarrollara una actuación más verosímil hizo transcurrir las situaciones
de más alta emocionalidad en total oscuridad, logrando en sus actores menos
avezados potenciar la sensibilidad “defendidos” por la oscuridad. ¿Por qué esta
anécdota en medio de una crítica? Porque en un punto, el uso de máscaras en
este espectáculo logra eso mismo que perseguía el gran Stanislavsky, potenciar
la expresividad, y en este caso logra la unidad de consumados profesionales
como Alarcón con el resto del elenco, logro en nada menor.
Sobre el final, al
quitarse las máscaras para el saludo, es sorprendente descubrir cual personaje
encarna Pablo, muy simpática decisión artística. En resumen: una propuesta
original para la cartelera porteña donde se ha visto con mayor asiduidad el uso
de las máscaras en el teatro infantil. Band Bang! es un espectáculo sin
estridencias, muy recomendable, que disfrutará toda la familia en el marco de
un hermoso espacio teatral a pocas cuadras del Abasto.
SINOPSIS DE PRENSA:
Por
primera vez, artistas que trabajan "a la gorra” en el subterráneo de
Buenos Aires se presentan junto a "profesionales "en un espectáculo
que por la diversidad de códigos y estilos da un resultado inesperado. Actores
que juegan detrás de las máscaras. Espectáculo sin palabras, teatro gestual
entre el circo, el musical, la danza y el "comic".
El humor y la ternura son sus principales ingredientes, pero no falta una reflexión sobre la Argentina.
Historias en las que los espectadores podrán reconocerse. Canciones que musicalizaron nuestras vidas y por supuesto el tango.
El humor y la ternura son sus principales ingredientes, pero no falta una reflexión sobre la Argentina.
Historias en las que los espectadores podrán reconocerse. Canciones que musicalizaron nuestras vidas y por supuesto el tango.
Ficha técnico-artística:
Agostina
Alarcón, Pablo Alarcón, Miguel Ángel
Sanchez, Javier
Benitez, Juan
Eguiguren, Mariano
Frumento, Marcos
Rodriguez, Ernesto
"Corcho" Segal
Duración: 75 minutos
Clasificaciones: Musical, Adultos
Clasificaciones: Musical, Adultos
TEATRO EL
CUBO
Zelaya 3053 (mapa)
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4963-2568
Web: http://www.cuboabasto.com.ar
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