domingo, 22 de septiembre de 2013

Brenta es el señor Nuñez en excelente actuación

Escribe: Alvarez Castillo 

Arte en Baires fue al estreno de “Also sprach el señor Nuñez”, la adaptación teatral del famoso cuento de Abelardo Castillo, con puesta en escena y dirección de Rodolfo Badaracco. Gracias a esta conducción general se recrea magníficamente el clima y el ambiente que como lector tenemos ante el texto original, con el aditamento que da la magia del teatro. La actuación, enorme por cierto, es de Gustavo Brenta, actor y director al que ya hemos valorado en otras obras (1) y (2).


“Also sprach el señor Nuñez” no es un monólogo, es una obra teatral en la que el protagonista, apoyado en su actividad en escena y a la energía verbal, anima y hace presente al resto de esos personajes imaginados por Castillo. Brenta logra que trasciendan esa invisibilidad natural. Los percibimos ahí, porque están ahí en esa mezcla de catarsis y locura que trasmite el protagonista. La excelente caracterización física, la composición interpretativa, el ritmo y la tensión sostenidos, actualizan lo genuino del texto, propio de la creatividad de Abelardo Castillo en sus inicios como escritor. Esa racionalidad exasperante que salta a escena desde el inicio nos recuerda que la razón, en su expresión extrema, alcanza el absurdo y deja a cualquier comprensión sobre la existencia en una crisis de sentido.


La acertada iluminación acompaña a Gustavo Brenta en sus desplazamientos, creando los climas apropiados para que el texto se deslice en esa trama de escenografía y actuación.

Va un párrafo del cuento original, que integra el volumen “Las otras puertas”, para saber mejor de qué estamos hablando cuando decimos: “Also sprach el señor Nuñez”:



“–Sí. Indudablemente el oficinista no pertenece a la especie. Es un estado intermedio entre el proletario y el parásito social. Un monstruito mecánico íncubo del Homo Sapiens y la Remington. Imagino el futuro: los hombres nacerán provistos de palanquitas y botones. Una leve presión aquí, camina; otra allá, habla; se acciona aquel botón, eyacula; éste de acá, orina. No, no me miren asombrados. Eso es lo que seremos con el tiempo. Sucede que se ha degradado el trabajo; la gente ya no quiere andar de cara al sol, la camisa entreabierta y las manos sucias, de gran francachela con la naturaleza. No. El campo está vacío. Los padres mandan a sus hijos al colegio para que sean empleados de banco. Porque también eso se ha degradado: la sabiduría. Que trabajen los brutos y que estudien los locos; el porvenir del género humano está detrás de un escritorio. Si Sócrates resucitara sería gerente.”


Sinopsis de la obra:
Núñez es desde hace quince años empleado administrativo de un depósito pirotécnico. Como todos sus compañeros realiza mecánicamente las exigencias de su trabajo durante ocho horas diarias todos los días de la semana padeciendo las consecuencias físicas y espirituales que este tipo de labor genera en cada ser humano. “Hasta que un lunes sin aviso previo, Núñez llegó a la pirotecnia con un baúl grandioso, descomunal, pasó por la portería a las diez y media, no marcó tarjeta, no subió al guardarropa” y entró a su oficina del modo en que nunca antes nadie se había atrevido a hacer. Porque ese lunes Núñez tenía pensado cambiar no solo su vida sino la de la humanidad entera, demostrando que para el sí el fin justifica los medios.


Ficha técnico artística
Duración: 55 minutos

EL ESPIÓN
Sarandí 766 
(mapa)
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4943-6516
Web: 
http://www.teatro-el-espion.com.ar
Sábado - 21:00 hs 

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