Escribe:
Fernando González
Oubiña
Desencadena magia esa voz grabada y conocida, la de Borges, que abre un
espectáculo simplemente atrapante, la otra voz querida, la de la Licenciada
Alicia Ardila, única e histriónica, convocante y dotada de tanta sabiduría
borgeana que la presidente de la
Fundación Internacional Jorge Luis Borges, María Kodama, aprueba y
convalida esta “Borges y Buenos Aires”
que es tan placentera de ver y de oír en “Liberarte”.
Como factotum de este espectáculo, Alicia se rodea de maestros, como se denomina
tradicionalmente a los músicos, y estos, a quienes les corresponde sobradamente
la calificación, son una consistente orquesta de tango cuyo nombre es “Grupo Sur”, sentida referencia a la
emblemática revista literaria que circuló entre 1931 y
1970, que tantas veces contara
con el autor de “Ficciones” entre sus
páginas, convocado por su amiga Victoria Ocampo quien dilapidó su fortuna en
goces mundanos y en la promoción de manifestaciones artísticas de enorme
calidad. “Grupo sur” como aquel sur
mítico que Borges recorriera desde la concéntrica y diagonal Adrogué, donde su
madre Leonor Acevedo de Borges levantara su casa vacacional en 1945, hoy única
casa museo que se conserva del autor. El sur, tan entrañable de Borges, de
seducciones múltiples, de amores y desamores, de orilleros y matones, el “sur” en escena es música
extraordinariamente ejecutada, tango instrumental y cantado, que envuelve y
eleva.
Párrafo aparte para el talento del cantante Fernando Crespo, imponente voz
y una interpretación ajustadísima en el decir, sin excesos y en ejercicio de una
medida cualidad que lo distingue artísticamente, enorme hallazgo de Alicia como
convocante de estos artistas. La conjunción del piano, el violín, el bandoneón,
el contrabajo el violoncelo y la flauta acompañando a esta voz privilegiada en
escena es definitivamente impecable. Los maestros: Carlos Fernández, Esteban Francisco Turco, Osvaldo Spina,
Emanuel Munich y Ricardo Munich se lucen por igual en esa increíble unidad que
es una orquesta, donde nadie prepondera pero cada cual tiene su lugar de
lucimiento; hay pasajes de Fernández sólo al piano que increpan mansamente las
palabras de Alicia, y fantásticos solos ejecutados con gran sensibilidad; un
verdadero placer para todos los sentidos. Espectáculo absolutamente for export que se ofrece con dirección
musical de Carlos Fernández y dirección artística de Ricardo Miguélez, ambos estupendos
en sus áreas haciendo gala de precisión y justeza, se lucen y hacen lucir a
todos en escena en esta sentida ceremonia. Mención especial para Marisa Hurtado
contrabajista invitada en reemplazo del ejecutante habitual de Grupo Sur.
Hay una cualidad de enamoramiento que Alicia Ardila exuda cuando interpreta
las palabras bienhechoras de Borges, porque así lo refiere, siempre expresa su
devoción en función de aquellas cosas que la literatura borgeana sanó en ella, quien
comunica dotada de claridad y asistida por su erudición; esa carnadura
emocional está presente incluso en sus conferencias, tuve el gran privilegio de
ser facilitador de dos de ellas en Casa
Borges durante el período de mi gestión como coordinador del espacio, y
Alicia se salía de cuadro, rompiendo esa cuarta pared del conferencista, arrebatándole
el micrófono a la jirafa y dirigiéndose al público como una rock star, no como emisora de contenidos
únicamente, descubrí tempranamente ese germen de histrionismo que en “Borges y Buenos Aires” encuentra su
hermoso punto de eclosión. La lectura interpretativa de los textos borgeanos es
una especialidad de Ardila, vibrante y apasionada, exquisita.
En este espacio virtual no podemos de ninguna manera ser objetivos al
hablar de Borges: el director de este blog Héctor Alvarez Castillo, según mi
opinión, está destinado a ser quizás el último que pueda dar testimonio, por
una cuestión cronológica, de un Jorge Luis cotidiano. Toda esa experiencia
personal e íntima la relata en su “Camino
a Babel, conversaciones con Jorge Luis Borges” extraordinario libro que
Héctor escribió a temprana edad luego de encontrarse repetidamente con el genio.
No pueden faltar a
la cita las más célebres palabras, que tratándose de Borges no serán escasas, elijo
tres momentos de la literatura y del disfrutable espectáculo que descansa en
textos como el “Poema de los Dones”:
Nadie rebaje a lágrima o reproche
esta declaración de la maestría
de Dios, que con magnífica ironía
me dio a la vez los libros y la noche.
esta declaración de la maestría
de Dios, que con magnífica ironía
me dio a la vez los libros y la noche.
De esta ciudad de libros hizo dueños
a unos ojos sin luz, que sólo pueden
leer en las bibliotecas de los sueños
los insensatos párrafos que ceden
a unos ojos sin luz, que sólo pueden
leer en las bibliotecas de los sueños
los insensatos párrafos que ceden
las albas a su afán. En vano el día
les prodiga sus libros infinitos,
arduos como los arduos manuscritos
que perecieron en Alejandría.…
les prodiga sus libros infinitos,
arduos como los arduos manuscritos
que perecieron en Alejandría.…
Luego Alicia nos
ofrece visiones individuales de hechos falsos, y nos encanta esa mentira:
…Prendieron unos ranchos trémulos en la costa,
durmieron extrañados. Dicen que en el Riachuelo,
pero son embelecos fraguados en la Boca.
Fue una manzana entera y en mi barrio: en Palermo.
durmieron extrañados. Dicen que en el Riachuelo,
pero son embelecos fraguados en la Boca.
Fue una manzana entera y en mi barrio: en Palermo.
Una manzana entera pero en mitá del campo
presenciada de auroras y lluvias y sudestadas.
La manzana pareja que persiste en mi barrio:
Guatemala, Serrano, Paraguay, Gurruchaga…
presenciada de auroras y lluvias y sudestadas.
La manzana pareja que persiste en mi barrio:
Guatemala, Serrano, Paraguay, Gurruchaga…
Así las proas
vinieron a fundarle la patria privada a Jorge Francisco Isidoro Luis, mientras vivió en
la casa de las palmeras, con sus verjas de lanzas de hierro, donde nació su
hermana y cuya calle hoy lleva su nombre, lo relata de este modo en “Fundación mítica de Buenos
Aires”.
Y dentro de este
sentido homenaje que es espectáculo, conferencia y recital a la vez, me quedo con el recuerdo de una electrizante
versión cantada y recitada, palabras del autor de El Aleph, música de Astor Piazzola, interpretada a dúo por
Crespo-Ardila, es el clímax del show: “Milonga
de Jacinto Chiclana”, que vio la
luz editorial con un interesante mandato: “Para las seis cuerdas (1965)”:
...Solo Dios puede
saber
la laya fiel de
aquel hombre.
Señores, yo estoy
cantando
lo que se cifra en
el nombre.
Siempre el coraje
es mejor.
La esperanza nunca
es vana.
Vaya, pues, esta
milonga
para Jacinto
Chiclana.
El repaso por las edades de Borges, sus viajes, sus amores, sus obsesiones,
hasta el lento declinar de su capacidad visual halla metáforas personales en la
voz de Ardila y dentro de la evocación del genio, todas las inmortales palabras
compendiadas por la sensibilidad de Alicia convierten esta celebración en un
nuevo y singular género: la primera antología teatral para ser cantada.
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