Jorge
Eiro
y
Pablo Elías Quiroga
Escribe: Alejandro Miroli
El mundo corporativo –de oficinas, de departamentos
administrativos, comerciales y de servicios– ha producido bellas obras de
teatro: Glengarry Glen Ross de David
Mamet o Tute Cabrero de Roberto Cossa.
Ambas tuvieron recordadas versiones cinematográficas, género que explora ese
mismo mundo en la ya clásica La Tregua.
Y no es de sorprender que sea un material dramático: toda empresa –como en este
caso Zilberberg
Hnas y Asociados, fabricante e importadora de maquinaria industrial– es
un ámbito cerrado, donde todos se ven todos los días por varias horas, donde
nadie puede exponerse completamente ni permanecer ensimismado, donde las
preferencias íntimas se deben esconder pero traspasan toda barrera de
fingimiento, y donde todos están sometidos a la competencia, a demostrar la
eficacia, en donde las patronales y gerencias intentan reconvertir la relación
de explotación en una relación de camaradería y pertenencia a un equipo.
Todo ello ofrece una creación colectiva –la autoría es asumida por la compañía– que podríamos llamar costumbrismo urbano. Dado el carácter coral de la obra, en donde las interacciones son más explicitas que las subjetividades –que se presentan más en los gestos, el lenguaje corporal–, estas interacciones reposan en los roles administrativos –un conflicto en la aduana con un contendor que se demora, la organización de un viaje de trabajo a San Pablo, una promoción que parecería postergar a otros que la merecerían, un conflicto gremial con el personal de taller despedido cuando la empresa se transforma de fabricante en importadora, et cetera. Por ello son interacciones tópicas en numerosos –diría incontables- ambientes administrativos, casi que deberían figurar en cualquier exposición literaria de estos. A ello aplica la definición de costumbrismo que ofrecerá Ismael Moya:
El costumbrismo es tono
de ambiente, tipicidad idiomática, color de época, matiz espiritual, carácter
de las ideas y de la acción...Cuanto más honda sea esa visualización del
paisaje, de sus múltiples detalles, tanto mejor será la síntesis que de él
realizará el artista. La vida humana es
un paisaje multiforme. El autor teatral ha de saber adentrarse en ella...Si ha
logrado ver, podrá describir el paisaje, los tipos que desarrollan la ecuación
de su destino en ese medio, las curiosidades de acción y expresión... (Moya, Ismael
(1938) El costumbrismo en el teatro de
Julio Sánchez Gardel, Buenos Aires, FFyL/UBA, p. 465)
Ese desarrollo de personajes en un ámbito en que se
desarrolla una fuerte interacción muy condicionada por la naturaleza de dicho
ámbito –corporativo– está cruzado por un conflicto gremial –la empresa se
transforma en importadora de un fabricante de la República Popular China y para
ello cerró su planta industrial.
Lateralmente y con más intensidad en algunos que en otros de los personajes, el conflicto ingresa en el área administrativa cuando se planea una acción en apoyo de los despedidos –dejar los portones abiertos y permitir que roben las maquinarias almacenadas para “cobrarse lo que les deben”.
Lateralmente y con más intensidad en algunos que en otros de los personajes, el conflicto ingresa en el área administrativa cuando se planea una acción en apoyo de los despedidos –dejar los portones abiertos y permitir que roben las maquinarias almacenadas para “cobrarse lo que les deben”.
El mismo programa que se entrega en la función tiene
en su reverso impreso el panfleto que se introduce en la empresa como parte de
la lucha de los despedidos. El
conflicto externo –que se manifiesta en los ruidos de unos piedrazos que caen
sobre el techo de la empresa en ocasión de una fiesta– se intersecta con la
suma de interacciones y asuntos en la oficina, cuando se descubre que la
empresa no había blanqueado a los despedidos que aún seguían en nómina para
inflar las información que se le daba al socio chino.
Todo ello está muy bien. El trabajo escénico es notable; ya que estamos ante una obra coral en la que 17 actores –y sus correspondientes personajes– tienen interacciones múltiples, en cuadros de hasta diez personajes, en muchos casos con dos o tres cuadros sucediendo casi simultáneamente, y están permanentemente en acción ya que ocupan todo el espacio escénico: el propio escenario pero también los sanitarios, el patio externo, la escalera lateral y el propio techo de la sala. Y van cambiando la vestimenta –muy bien elegida, ropa administrativa marcando roles –trajes para los directivos y personalidades, dando cuenta de esa manera de la semana. La propia escenografía acompaña dicho despliegue al montar tres estaciones de trabajo, con teléfonos, computadoras, ficheros y biblioratos, impresoras, todo rodeado del mobiliario administrativo. Algunos cuadros más veloces que otros, algunos tienen un matiz tragicómico (¿a quienes invito a la fiesta de casamiento cuando no tengo plata para una fiesta grande?).
Pero un tema es la intersección entre el
costumbrismo y la dimensión social. En esta visión que llamamos costumbrista
urbana, parecería que todo la fenomenología del mundo corporativo tiene dicho
conflicto social como una de sus causas, que las formas de la interacción de
agentes enclaustrados en redes corporativas sale de allí. Y en la misma
empresa, en los mismos agentes las cosa tienen autonomía y mucho (mucho diría)
tiene que ver con la pulsión y el deseo –la relación entre las hermanas dueñas,
el nieto que quieren insertar en la empresa y que no parece tener ninguna
vocación para ello, la sexualidad en la empresa, et cetera. Parecieran dos
visiones que tienen roces entre sí.
En suma, una buena estampa del mundo corporativo con momentos irónicos y cuadros que nos permiten reconocer que “...sí alguna vez pasó, siempre es así...”, una visión de sujetos permanentemente “al borde del ataque de nervios” como dice un ya lugar común.
Sinopsis de Prensa:
Presenciamos una semana en la vida de
una empresa de máquinas embaladoras que supo ser fabricante y en la actualidad
se dedica a la importación de maquinaria China. Desde hace varios meses la
tensión de los ex operarios despedidos con los empleados que aún permanecen en
la fábrica crece ensombreciendo el día a día.
Ficha técnico-artística:
Perla Alvarez, Lisandro Armas, Maria Fernanda
Benavidez, Mariana Bruno, Javier Goya, Rosana Lamanna, Emiliano Lamoglie, Leandro Lara, Cecilia Lucas, Jorge Noguera, Luz Panizzi, Julián Perez, Rocio Perez
Silva, Beatriz Rajland, Manuela Sánchez Almeyra, Lucio Santilli, Georgina Serafini
Estefanía Boness
Duración:
80 minutos
Clasificaciones: Teatro, Adultos
Clasificaciones: Teatro, Adultos
TIMBRE 4
México 3554 - Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4932-4395
Web: http://www.timbre4.com
Entrada: $ 200,00 - Viernes - 23:30 hs - Hasta el 13/10/2017
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Teléfonos: 4932-4395
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