viernes, 16 de mayo de 2014

Todos los Ojos Miran a las Águilas

Inspirado en el poema La violación de Lucrecia, de William Shakespeare 


Escribe:
Alejandro Miroli


Es difícil trasladar, siquiera en el modo de fuente de inspiración, un texto lírico al escenario. La lírica, al trabajar con los recursos de cada lengua, se hace extremadamente compleja a la hora de brindar historias.

Pero Gabriela Ramos lo logra y con una notable eficacia, y contra otras dramaturgias inspiradas en el texto que ponían a Lucrecia como eje de una historia representada una en España, protagonizada por Nuria Espert, otra en la Argentina, protagonizada por Mónica Maffía–, elige la otra cara de los acontecimientos: la versión de los hombres, que hablan de la honra, las virtudes, y las fidelidades o infidelidades de las mujeres que los esperan en casa, mientras ellos hacen la guerra, van de cacería, atienden sus menesteres. En este caso, las mujeres están en el lenguaje, están mentadas.

Versión intimista, tres hombres en un ambiento umbrío, cerrado, celebran el momento, reconocen estar vivos, simulan ser iguales. 


El nene Garibaldi –fusión desbordada de Gargantua y Casanova–, Flavio, el leal guerrero, que sabe a su mujer virtuosa, Bruto, el joven extasiado con la fuerza brutal y sensual del Nene, en la posta; todos tratando de dar sentido a la espera y comiendo. Ahí se da el tema tópico: la lealtad de las mujeres a sus hombres, que faltan por largo tiempo, comprometidos en el frente de batalla.


En el cansancio y la ebriedad se abre la verdad: el Nene abusó de la mujer de Flavio, y en el cierre de la obra se ofrece la comprensión más radical: donde se espera la justa que vengue el honor herido, aparece Flavio desgarrado en un grito que expone la traición del Nene, y Bruto reconoce que la única igualdad se obtiene en la pérdida y la muerte.


Los tres actores componen sus personajes con profundidad, sin vacilaciones, donde se nota una buena dirección de actores y un trabajo fino de ensamblado de la acción colectiva.

La escenografía es notable. Con pocos recursos –un centro de mesa de frutas y hortalizas, muebles de tablón en crudo, varias vasijas metálicas– se crea un ámbito que navega entre la Edad Media y el Renacimiento. La luz mortecina envuelve en sombras una acción que pasa por el discurso. El vestuario contribuye apropiadamente al sentido de la puesta. 


Es de agradecer que entreguen un programa y no una tarjeta postal, con información mínima sobre la obra, con los actores y papeles. Lo que, dada la extraña orfandad informativa que parece ser la norma del teatro independiente, es una agradable sorpresa.



Ficha Técnica:

Idea y dramaturgia: Gabriela Ramos
Dirección: Gabriela Ramos

Elenco:

Fernando González El Nene Garibaldi
Claudio Morales – Flavio Lombardi
Javier Schwarzberg – Bruto – Ciro

Vestuario: Magda Banach


DELBORDE ESPACIO TEATRAL

Viernes - 20:30 hs Hasta el 11 de julio de 2014


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