La tarea es ardua
Escribe:
Fernando González
Oubiña
Las buenas intenciones a veces no
alcanzan para construir una obra de arte, el espacio del escenario da la
posibilidad de comunicar y también construir significancias, incluso es
plataforma para formas de expresión novedosas y experimentaciones de todo tipo.
Hay riesgos, quien se trepa a esas tablas sagradas lo sabe, se expone. El
artista perfila un lenguaje, intenta expresarse, plantea un sistema de signos lográndolo
o no: siempre es valorable y máxime en el caso del teatro independiente.
En Ser
de nadie la autora, Mariana Coronado, que además dirige la pieza, plantea
un universo monástico sin particularizar, se trata de un monasterio en general,
donde no se reconocen rituales puntuales –todas las religiones implican
ritualizaciones específicas, del color que sean, y se materializan sus prácticas en acciones
concretas– partiendo de allí, de soslayar toda verdad ritual, se inicia un
recorrido que no queda claro en intenciones y denuncias.
Estamos frente a la pedofilia como gran
tema que es mostrado hasta con belleza y cuidado estético, evitando la crudeza
del tema elegido. Porque ese es el planteo de la propia dramaturgia, y si se
toca un tema lo mejor es bancárselo y profundizarlo, no basta con enunciarlo de
manera filosófica o estilizarlo ya que luego esto se traduce a un sinnúmero de otras
acciones tibias en escena: el amor prohibido entre dos monjes o la aparición
fantasmal de uno de ellos luego de muerto, donde no se profundiza ni se
particulariza en esas potentes sensaciones, van de la religiosidad insinuada a
la aberración tratada blandamente. Cumplo en señalar que el nudo argumental
elegido es escabroso y nadie pretende actuaciones que lleven la representación
de esta pieza hacia la pornografía explícita, pero en mi humilde opinión la
puesta no alcanza sígnica ni actancialmente los objetivos que la temática presente
en el texto plantea.
El escenario árido con una gran cruz
como obstáculo tampoco colabora a generar la sensación de múltiples espacios,
esto es: salón del monasterio, capilla, establo o despacho del Abad, todo es
transitado del mismo modo; y aunque se enuncia un frío polar, nieve y hasta una
muerte por hipotermia, esto no se traduce en los cuerpos de los actores. Los
nombres de los personajes nos remiten a un ámbito nórdico, se habla de una
cruda nevada pero no se siente, eso es algo que también hay que actuar… Si se
viene de un exterior gélido hay que traducir al cuerpo esa sensación, si se
hablara de una copiosa lluvia el actor debiera entrar algo salpicado de agua,
en este caso ni aquella enunciación salvadora nos habla de fuego alguno…
Hay otro aspecto que colabora aún menos
en la creación de climas, es la música ejecutada en escena, que está siempre
presente, sin espacios de silencio, todo transcurre sobre un molesto “ambient”,
digamos new age, que incluso llega a tapar las voces de
algunos actores y no deja en ocasiones escuchar el texto. Esta música parte de
un teclado a foro, izquierda del público, cuyas luces electrónicas protagonizan
los apagones, teclas pulsadas por alguien que todos juegan a no ver, un sexto
monje que endulza y envuelve en acordes incluso las sugeridas escenas de abuso.
El esbozo por parte de la dramaturgia y
la dirección desfavorece a los actores y todos lo padecen. Todo conflicto
existe al haber un oponente, y la oposición llegará sólo al final, siendo la
mayor parte de la obra un juego de justificaciones filosóficas expresado
dialécticamente. Las acciones planteadas no alcanzan nunca la crudeza o el
encanto que debieran. Por último destaco que el manejo de violencia en escena debe
ser coreografiado minuciosamente, sino suceden situaciones de forcejeo
desprolijas y no creíbles entre los actores y hasta una muerte que ocurre
porque está en el texto, para darle cierre a la obra y que el malo page su
culpa, pero no queda claro mediante cual elemento ni con qué fuerza se ejecuta
esta acción final.
SINOPSIS DE PRENSA:
Aislados de un mundo que consideran aberrante, rodeados de una nieve
impenetrable, esquivos de su propio pasado inconfesable... Entre rezos,
cánticos, confesiones y penitencias, un grupo de monjes y su Abad viven
entregados a Dios. Pero algunos sólo lo aparentan.
FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA:
Duración: 75 minutos
Clasificaciones: Teatro, Adultos
Clasificaciones: Teatro, Adultos
TEATRO LA
MUECA
José Antonio Cabrera 4255 (mapa)
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4867-2155
Web: https://www.facebook.com/teatrolamueca/
Entrada: $ 200,00 - Sábado - 22:45 hs - Hasta el 25/11/2017
José Antonio Cabrera 4255 (mapa)
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4867-2155
Web: https://www.facebook.com/teatrolamueca/
Entrada: $ 200,00 - Sábado - 22:45 hs - Hasta el 25/11/2017
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