lunes, 8 de julio de 2013

Kinema

Escribe: Alejandro Miroli 


En 1988 nos volvíamos a la nostalgia de aquellos pasados en que la cultura visual se reducía al cine proyectado en salas: Cinema Paradiso (Giusepe Tornatore, basado en una historia propia) introducía el mundo en que cine e infancia disparaban la vuelta a un pasado que el tiempo tornaba imposible –tanto en la experiencia visual como en la afectiva.

Kinema (dramaturgia de Ana Ferrer y dirección de Fabio Fusca) nos trae a ese mismo ámbito, ejerciendo un paralelismo en lo que podemos señalar como el mejor rasgo del texto: un cine de pueblo esperando la demolición como efecto de una transformación sin retorno de la industria audiovisual, en paralelismo en la sala vacía se conjugan en él los fantasmas del pasado irrecuperable; y el análogo de dicha transformación es la propia Gloria Swanson y todas las vacilaciones que provocó en el advenimiento del cine sonoro, transición que rompió una forma de hacer y actuar el cine y condenó toda una generación al ostracismo.

La escenografía está ampliamente lograda, mostrando el ámbito de una vieja sala de cine, destartalada y sobreviviente a un incendio; la iluminación acompaña los cambios de registro de la realidad –el ámbito de la sala a punto de ser demolida– y la fantasía –los actores y personajes que son evocados por el viejo proyectista que vive en la sala esperando una “milagrosa” salvación.  
Las interpretaciones son desiguales por ciertas tensiones en el texto. Cecilia Labourt compone varios personajes e interpreta un tango con solvencia; Segio Poves Campos es el viejo encargado de proyección que quedó a cargo de la sala, ya cerrada y con peligro de derrumbe; y Alfredo Noberasco es el antiguo cliente que vuelve al pueblo, en busca del pasado como realizador de un filme que lo contenga.
El parlamento final es totalmente convencional y tópico, y no quedan claros los motivos de la ausencia del productor que vuelve de la ciudad (en cierto modo el texto ejerce un anacronismo: el joven que se va a la gran ciudad, sabría cómo iría a ser el encargado de proyección cuando la sala se cerrara). Tampoco de aleja de lo tópico la relación afectiva que habrían mantenido los personajes en su primera adolescencia y sus ecos en la situación que pinta la obra.
Una última consideración: la gacetilla informativa hacer una referencia a los años 70 (“Pone en juego y concientiza lo sucedido a inicios de la década del 70 a las salas de cine de pueblos y de barrios”) y en la Argentina la referencia a los 70 no es inocente, ya que esa década todavía marca agendas políticas y culturales del presente. Pero la crisis del cine, el impacto de la televisión y la reproducción de los filmes para el consumo hogareño, y el advenimiento de Internet como medio de distribución de contenidos audiovisuales, afectó a la industria cinematográfica por igual en todas partes, por ello algún espectador pueda considerar que hay alguna relación entre nuestra década del 70 y aquello que se menta en Kinema: Pues no es así.



Elenco: Alfredo Noberasco, Cecilia Labourt y Sergio Poves Campos.

Escenografía y Vestuario: Fabio Fusca
Musicalización y Asistencia de dirección: Verónica Der-Meguerditchian
Asesoría de Iluminación: Enrique Velay
Realización Escenográfica: Ana Díaz Taibo
Diseño Gráfico: María Brex
Producción Ejecutiva: Aldana Aprile


Funciones Sábados 21 hs
Teatro Espacio Abierto: Pje. Carabelas 255, C .A.B.A. (a una cuadra del Obelisco)
Tel: 4328.1903 / Web: www.roxanarandon.com.ar
Localidades $60 – Reservas (11) 4328.1903

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