Escribe: Alejandro Miroli
En 1988 nos
volvíamos a la nostalgia de aquellos pasados en que la cultura visual se
reducía al cine proyectado en salas: Cinema Paradiso (Giusepe
Tornatore, basado en una historia propia) introducía el mundo en que cine e
infancia disparaban la vuelta a un pasado que el tiempo tornaba imposible
–tanto en la experiencia visual como en la afectiva.
Kinema
(dramaturgia de Ana Ferrer y dirección de Fabio Fusca) nos trae a ese mismo
ámbito, ejerciendo un paralelismo en lo que podemos señalar como el mejor rasgo
del texto: un cine de pueblo esperando la demolición como efecto de una
transformación sin retorno de la industria audiovisual, en paralelismo en la
sala vacía se conjugan en él los fantasmas del pasado irrecuperable; y el
análogo de dicha transformación es la propia Gloria Swanson y todas las
vacilaciones que provocó en el advenimiento del cine sonoro, transición que
rompió una forma de hacer y actuar el cine y condenó toda una generación al
ostracismo.
La
escenografía está ampliamente lograda, mostrando el ámbito de una vieja sala de
cine, destartalada y sobreviviente a un incendio; la iluminación acompaña los
cambios de registro de la realidad –el ámbito de la sala a punto de ser
demolida– y la fantasía –los actores y personajes que son evocados por el viejo
proyectista que vive en la sala esperando una “milagrosa” salvación.
Las
interpretaciones son desiguales por ciertas tensiones en el texto. Cecilia
Labourt compone varios personajes e interpreta un tango con solvencia; Segio
Poves Campos es el viejo encargado de proyección que quedó a cargo de la sala,
ya cerrada y con peligro de derrumbe; y Alfredo Noberasco es el antiguo cliente
que vuelve al pueblo, en busca del pasado como realizador de un filme que lo
contenga.
El parlamento
final es totalmente convencional y tópico, y no quedan claros los motivos de la
ausencia del productor que vuelve de la ciudad (en cierto modo el texto ejerce
un anacronismo: el joven que se va a la gran ciudad, sabría cómo iría a ser el
encargado de proyección cuando la sala se cerrara). Tampoco de aleja de lo
tópico la relación afectiva que habrían mantenido los personajes en su primera
adolescencia y sus ecos en la situación que pinta la obra.
Una última
consideración: la gacetilla informativa hacer una referencia a los años 70
(“Pone en juego y concientiza lo sucedido a inicios de la década del 70 a las
salas de cine de pueblos y de barrios”) y en la Argentina la referencia a los
70 no es inocente, ya que esa década todavía marca agendas políticas y
culturales del presente. Pero la crisis del cine, el impacto de la televisión y
la reproducción de los filmes para el consumo hogareño, y el advenimiento de
Internet como medio de distribución de contenidos audiovisuales, afectó a la
industria cinematográfica por igual en todas partes, por ello algún espectador
pueda considerar que hay alguna relación entre nuestra década del 70 y aquello
que se menta en Kinema: Pues no es así.
Elenco: Alfredo Noberasco, Cecilia Labourt y Sergio Poves Campos.
Escenografía y Vestuario: Fabio Fusca
Musicalización y Asistencia de dirección: Verónica Der-Meguerditchian
Asesoría de Iluminación: Enrique Velay
Realización Escenográfica: Ana Díaz Taibo
Diseño Gráfico: María Brex
Producción Ejecutiva: Aldana Aprile
Funciones Sábados 21 hs
Teatro Espacio Abierto: Pje. Carabelas 255, C .A.B.A. (a una cuadra del Obelisco)
Tel: 4328.1903 / Web: www.roxanarandon.com.ar
Localidades $60 – Reservas (11) 4328.1903
Foto a la salida de una función:
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